Leica M6 Classic Titanium

Esta cámara viene a representar mi salto hacia el mundo de la Fotografía, no tengo claro para donde voy a ir ni que el hecho de poseerla me convierta en un autodenominado Fotógrafo ni menos Fotógrafo Profesional. Desde ya mi sentido respeto a los Fotógrafos reales o de Profesión.

Ojala el día de mañana pueda hacer fotos que me enorgullezcan y navegar por el mar de las verdaderas Fotografías.
Luego de varias charlas con mi amigo Andrés Charrier, quien se había comprado una Leica M7 y tenia 2 Nikon gigantescas pude comprender que no se trataba de dinero sino de opciones, él sin ser un millonario tenia una M7 y yo ni siquiera había visto una Leica M en mi vida

En aquellos tiempos me dedicaba a coleccionar pequeñas cámaras de Telémetro baratijas de los mercados de las Pulgas o de Internet.
Ya tenia en mi poder una Leica IIIb heredada de mi padre más una Zorki 4 y lentes rusos lo que me dejaba a la mitad del camino.

Después de conversarlo con mi mujer, ella en su inagotable paciencia me apoyó en la Compra de una Leica M, pero solo faltaba buscarla.
Con mi presupuesto limitado me vi en la encrucijada de múltiples opciones, como las Voigtlander con montura M, la Leica CL, la M5, la M6 y otras que ahora ni recuerdo.
Finalmente me decidí por buscar una Leica M6 TTL, negrita de preferencia.

En esto estaba cuando vi un aviso en el diario donde se ofrecía un Leica M6 de Titanio con dos lentes un Summicron de 35 y uno de 90 mas varios accesorios, a un precio que superaba bastamente mi reducido presupuesto, pero llamé igual por curiosidad. El señor que me contesto resulto ser muy amable y estaba dispuesto a venderme el cuerpo por separado.

El día que nos juntamos para ver la cámara vino mi amigo Andrés Charrier, quien estaba interesado en comprar el Cron 90.

El señor de las Leicas resulto ser un colega mío y su padre había sido mi Profesor de Taller cuando yo estudiaba Arquitectura.
Después de llegar a un acuerdo económico me hice de la Leica M6 con el Cron de 35mm.

Comentarios

Anónimo dijo…
Debe haber sido hace por lo menos tres años en un programa de National Geographic que vi a un fotógrafo de guerra entrar en una carpa de refugiados en Afganistán días antes del bombardeo con una pequeña camra entre las manos. Recuerdo perfectamente como era aquel día. Era tarde estaba nublado pero se filtraban algunas luces doradas del sol entre las nubes.
El fotógrafo entro y saludó con un extraño ademán, se hinco frente a las mujeres y los niños que descansaban adentro. Para mi gran desconcierto la cámara era muy pequeña y muy distinta a las que yo relacionaba con las de los foto reporteros de guerra ; el lente era mas pequeño aun. Me fije que el lente tenia un pequeño parasol cuadrado que me llamo la atención. Arriba decía Voigtlander.
Esa marca se grabo profundamente en mi mente..
Le pregunte a mi Padre por Voigtlander, el había tenido una Contax durante mucho tiempo, esa cámara la perdí hace mucho tiempo en un baño publico en Paris y ese otro cuento. Mi padre me respondió: Voigtlander....las mejores cámaras del mundo.
Nunca me olvidare de esa respuesta.
Después busque Voigtlander en la red, para mi sorpresa esa marca hacia cámaras hermosas aun y me encantaron desde un principio. La imagen de una cámara como esas se apodero de mi volviéndose a veces casi un obsesión. Inevitablemente me topaba en esa búsqueda con cámaras y lentes Leica en el camino y me pase semanas enteras leyendo sobre estos extraños y míticos lentes alemanes como tratando de resolver una ecuación o de arrancarles algún secreto para que lo compartieran conmigo.
Hace ya unos años yo había comprado una Nikon de ultima generación. Creía a ojos cerrados que esa cámara nunca me fallaría y que nunca necesitaría otra cámara.
La Nikon falló al año y medio de comprarla en un lejano bosque de Patagonia fotografiando especies en peligro de extinción, sin motivo aparente. El resultado fue desastroso y decepcionante. Ya nada volvería a ser lo mismo con esa cámara.
Necesitaba algo que me volviera a dar la confianza perdida. En esa búsqueda estaba cuando un aviso en el diario me sorprendió. Alguien vendía una Leica a un precio exorbitante.
No se muy bien por que llamé. Acaso solo para confirmar lo que veían mis ojos.
Llame otra vez y después otra vez mas. Al cabo de una semana la cámara estaba en mis manos. Pasaron unos meses hasta que en un local del centro de Santiago encontré un lente para vestir mi nueva adquisición. Días después apareció Pablo Maturana con sus cámaras antiguas y su inagotable conocimiento de cámaras de Rangefinder. Hoy día tengo dos leicas una M7 y una vieja M3 que todavía funciona. Algunos lentes y un viejo fotómetro M muerto. La obsesión que amenazaba con apoderarse de mi termino por apoderarse de mi totalmente. Hoy día cuando el mundo se ha vuelto absolutamente digital y en una verborrea de mega píxeles, mi mayor deseo son cámaras que un día alguien soñó en un viejo taller en Alemania por ahí en los años 1952. He buscado el Secreto en la luz y he querido capturarlo con esas Chatarras-Alemanas. Muchos dirán que el secreto no esta ahí. Yo solo digo: “Bueno, Al menos lo he buscado”.
EFERVESCENTES dijo…
me he comprado una leica m6 con objetivo summicrom f=5 cm 1:2 y al revelar esta todo desenfocado, las baterias estan bien, tienes idea de por que? gracias y enhorabuena por tu blog
PD:tengo canon, nikon, hasselblad, yashika y mamiya, y no entiendo que pasa.